Breve ensayo sobre la realidad
Cuándo me fijo en cómo transcurren los eventos que transcurren, todo se convierte en un rollo de película y comienzo a ver todo rayado y con falencias de sonido. A veces cuándo los momentos empiezan a ser otros momentos, el transcurso se hace un poco abrupto, y parece que me transportara desde otro momento más distante hacia ese.
(¿cómo se cuánto dura un momento? Normalmente dura lo que dura un gesto. ¿Cómo sé cuánto dura un gesto? Depende del que estés haciendo en éste momento.)
Corbatas.
Viva mi vida completamente racional, mi vida de tres cuartos, ortodoxa, de saludos por la mañana y despedidas por la tarde.
De gestos inconscientes, de amores inpronunciables y de besos imaginarios.
De muertes lentas, de trincheras tras las sonrisas forzadas y templos en narices arrugadas.
Viva mi vida! Viva lo que no se ha muerto todavía! Viva usted, que está leyendo esto de una forma correctísima (O hubiera empezado desde el final, no?).
Y finalmente, yo sé que un día de estos alguien va a explotar, no va a aguantar, se va a inmolar, a pronunciar con las palabras más incorrectas y bellas, un par de: "Qué se joda todo!" que ese alguien se libere, que vuele un par de días para luego morir en manos de un organismo político.
La vida reggae-style, la vida john lennon, la vida señor plátano, la vida bossa-nova. La que se siente para que queme bien adentro, en la pelvis.siempre que abro un paquete nuevo de eventos entristecedores me viene un tazo de soledad.
Siempre que escribo metáforas me va horrible. Siempre es lo mismo... Y vuelve a empezar, la mierda.
Breve ensayo sobre la televisión.
Viólame que sube el rating!
Mátame que sube el rating!
Drógame que sube el rating!
Ámame que yo te quiero.
No más alfombras deprimentes, ni zapatos regados por el piso, simbolizando mi crisis mental.
Lo que necesito es una cachetada, bien dada, con cariño (Que sube el rating!), para entrar en estado de conciencia superior, como Buda.
No te vayas, que me corto la You-Gular y se me asoman los huesos, temblorosos y tímidos, sólo a ver si en realidad te fuiste o esque estabas detrás mío, para darme un batazo.
No más nada, que hace falta algo, que posiblemente sea nada. Méteme en la tierra, a ver si dejo de pedirte cosas. Mi amor, te puedo decir Mi amor? Hace rato tengo ganas de decirle así a alguien. Letras regadas por el piso dejarme caminar no poder, hablar no-mal tampoco.
40 días y cuarenta noches de adormecimiento, posiblemente sean más, pero así suena más bíblico-poético.
Palabritas bellísimas armadas por personas diferentes o Flores/hongos/Hadas/Muertos que susurran cosas, que suenan a susurro. (Shaba, shabi, shubu, sha.)
Breve cosa, sobre las cosas.
Le dí todo lo que no tenía, pues lo que es mío, es mío.
Lo que quieras mi amor, pídeme la luna yo te la dibujo en la frente con el meñique.
Pídeme el cielo y te tiro las acuarelas al techo.
Pídeme infierno y apago todas las luces, menos una, para verte.
Pídeme lo que sea, menos lo que quieras, verás, eso yo nunca lo tengo.
Pide, pide y pide, que luego será el turno mío de acabarte la cabeza a punta de extrañas peticiones (Ya dije dame un beso?).
Dormir contigo, acurrucado, entre sábanas, entre "Huy que frío"'s y por qué no, un par de abrazos?
Viendo al techo, que tiene que ser de madera para que me sienta bien y en una llave inascible de letargos ensoñosos, momentos que no parecen verdad.
Para nada breve historia de martín, por ser continuada.
Hey, oh, Vam-ós (A ritmo de una salsa, quiero decir punk-rock)
El viento se levantó un poco perezoso esa mañana, de abril, o cualquiera de esos meses donde es deprimente estar solo y él se tomó un café para matar el humo de su cigarrillo que le atestaba golpes en la conciencia.
La mañana le sonaba a bus, a llave de agua y a un poco de niño con maleta colorida. En el transcurso de su revivida de los hechos del día pasado: Bañarse, cepillarse y cortarse las uñas, recordaba los nombres de las mujeres con las cuales pudo haber tenido una relación casi-recíproca, y de como nunca hizo nada, pensando que las cosas que tienen que pasar, pues pasan.
El sonido de las luces direccionales de su carro promedio también le sonaban a mañana. Y mientras los semaforos cambiaban no pensaba en nada, eso fue una técnica que se demoró en desarrollar en su plenitud pues cansado de ser suicidado por sus pensamientos lloró el cerebro y cansado de todo, no pensó más, cansado de que se le burlaran demasiado.
Nuestro personaje es uno de esos personajes que cuándo uno los ve, se ven como tipos de bien, hechos y derechos, ortodoxos y con corbata. Pero que al contrario, de lo que se siente por los ojos, él siente para sus adentros su pateticidad ética-moral y su auto-compasión le daba palmaditas en la espalda: "Hay gente que es peor". Quería morder su situación, burlarse de ella, pero no podía nada más que andar con la mirada gacha y una postura que le hacía parecer del paleolítico o alguna otra época en que los hombres eran horribles.
Todo había sido como tuvo que ser, nació bien y nunca le faltó nada. Él quería que se acabara como se acaban las vidas, esas que no duran mucho.
Durante su vida había tenido pequeños momentos de alegría en los cuales no se controlaba, oía gritos en su cabeza y las palmas se le ponían rojas. Tenía amigos casuales, de esos que la gente tiene para que no le señalen con el dedo, ni susurren al verlo. Pero nada de esto viene al caso, sigamos con lo que íbamos.
En su carro de ambiente mortecino, gélido, ambiente a serio, se respiraba el ambientador que su novia le había regalado para que su carro dejara de oler a cigarrillos (Fumaba, mucho.) y comenzara a oler a cigarrillos con ambientador de esa marca que todos conocemos, pero que no menciono para no ser demandado y para no hacerles propaganda (aunque aparentemente ya lo hice.).
Gente, colores, nubes, mendigos, trabajadores, era lo que él veía cuándo ponía atención y no estaba muy ocupado quejándose de su vida, horrible vida. él veía las cosas como se veían en las series de televevisión de criminalística: azuladas, frías y blancas, con una sonrisa verdadera aquí y allá, que no cambiaba nada.
-Hola Martín- Dijo claudia con el mismo tono de todos los días, todos.
-Hola, cómo estás?- respondió él, esperando recibir un "bien", y no la aburridísima historia de cómo ella se perdió en el centro comercial el día anterior, que ella contó y que él no tuvo muy claro, cómo de esa pregunta ella sacó una razón para contar una historia. Se sentó en su cubículo de tres por 3 y prendió su computador, se puso sus ariculares y se preparó para ser insultado, pues Martín era un empleado de soporte técnico. Él contaba y clasificaba las vulgaridades que le escupían por telefono para saber que tan mal se tenía que sentir ese día.
después de salir de ese lugar se dirigió a tomarse un café, en el Café de la calle en que estaba. lo tomaba con mucho azúcar y mientras lo cogía entre sus manos, como un cáliz de poder, fumaba un cigarrillo y luego otro más y luego un par más. "Señor, aquí no se puede fumar" Dijo la mesera el primer día que fue a ése café. Él respondió: "Mire que sí, vé?" y de una bocanada se comió medio cigarrillo, dejando el humo desplazarse suavemente entre sus labios, como niebla.
Eso es todo. TOOOOODOOOO ESOOO?!
2 comentarios:
brevisima
wOw O_o, si inportarme que me quedaran los ojos "cuadrados" lo leí todo... XD
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