Los asesinos saben más de amor que los poetas

Hago todo lo posible por encontrarte:

Revuelvo los cajones,

registro mis bolsillos.

Me apunto con un revólver, me exijo que recuerde el lugar donde te puse -como si supiera...-. ¡Tonto!, me digo, ¿No ves que estalla?.

Me echo a llorar,

me baño tres veces al día.

Compruebo si estás escondiéndote debajo de la cama o en el otro lado de la almohada. Te sueño húmedo, te sueño en seco.

Dejo abiertas las puertas y las ventanas. Te dejo un espacio en mi cama donde cabrías unas cinco veces. Dejo regados, por toda la casa, migajas de pan, espaciecitos, besos masticables y pisadas. Porque pienso en la posibilidad de que me estés buscando, que hayas olvidado cómo llegar a mi boca y te hayas perdido en el camino.

Hago lo posible por encontrarte pero para eso tendría que perderme...

Tu intención es la de no verme.

Siento que si dejas que te arranque un beso sería por bondad o por cálculo.

Hago lo posible por besarte pero para eso tendría que encontrarte...

Me instalo en tu puerta,

canto tus canciones.