martes, 18 de agosto de 2009

Cosas, varias.


Cosita sin título Nº 1.

Y tus labios rosados me miran, suicidas como una manzana que espera ser mordida, que espera que le arranquen hasta la última de sus semillas. Y tu pelo me acaricia la cara, suave como la piel de alguien que se cuida la piel. Y tus ojos, que no tienen nada de anormal, me quitan la sangre de los piés para que llegue a mi corazón y pueda soportar las ganas de hacer algo que no se puede hacer.

Nunca describen en realidad como es estar enamorado.
Mariposas en el estómago, no hay (Ay, lo que daría por sentir un par de mariposas de verdad en mi estómago!), es más como una bombita de vértigo que explota a la mitad del pecho.
Una sensación de: "Me está mirando, mejor no hacer nada torpe" y un imán casi imaginario que atrae ambos ojos para que se encuentren por un segundo y luego, mirar rápidamente hacia otro lado de forma disimulada. No es que se piense en ella todo el tiempo, es que queremos pensar en ella todo el tiempo, y si empezamos a pensar en otras cosas (típicas de verdad, no como el clima, nadie piensa ni habla del clima.) automáticamente un bichejo nos comienza a decir:-piensa en ella, que

Cosita sin título Nº 2

Yo sé que tienen tus ojos, no exactamente, pero tengo una vaga idea de tejidos y músculos.
Lo que me asusta es la forma en que todos esos elementos congenian como en forma de consipiración (sí, conspiración, como la del 11 de septiempre) para que mi voluntad se quiebre en pedacitos y luego esos pedacitos se dobleguen en pequeños bichejos que corren hacia todos lados y se tropiecen con las cosas.

Supongo que es algo así como tus ojos se proyectan a través de los míos y es por eso que nadie más los va a ver nunca como yo los veo, tan esclavizantes que cuándo los veo olvido todas mis tareas a realizar y todo se concentra en una sola cosa: no perder de vista esos ojos, jamás(el jamás que no dura para siempre sino que existe mientras yo quiero que exista en mi mundo de incoherencias casi-poéticas).

Podría seguir nombrando cualidades tuyas, pero la verdad es que no te conozco y no te voy a conocer, entonces pues qué carajos estoy haciendo/escribiendo/pensando?

a veces quisiera imaginarme tus ojos, en como pueden llegar a ser dependiendo de cada situación que se presente cuándo estés conmigo.

es chistoso como la idea de algo pueda destrozarme o volverme a reconstruir, la idea de nada, de algo que no existe, ahora que lo pienso no es tan chistoso... es patética mi suceptibilidad ante mi imaginación.
Cosita sin título Nº 3

Y viendo esa cara, como un recuero vívido, con una presencia casi fantasmal, ella era ese algo que nunca pasó y que se espera a que pase, que se ruega que caiga del cielo, como una críatura inmolada debido a la maravillosa eternidad de su letargo, ese tiempo en que se pasa pensando en ella, capturado en un estado de tiempo que no existe, que en sus sueños cobra vida, en vívidas formas indefinidas, las pocas veces que logra soñar con esa silueta, de la mujer que quiere amar y que no ha conocido, se despierta triste, preguntándose por qué no puede cambiar su vida, por un bello sueño.

Y cada vez que recuerda haberla visto en ese sueño, siente como su cuerpo se droga él solo y como si fuera magia, en alguna parte de su cabeza siente los efectos de estar dormido con los ojos abiertos.
Pero el efecto que produce el recuerdo se va desapareciendo lentamente... Cada vez que saca provecho de él, es menor la sensación de estár con ella, necesita volver a dormir y más importante, volver a soñar.

Y es que daría una mano ó tal vez un ojo para pasar un día con ella (Mucha gente dice esto pero no lo dice en serio, él sí, aunque luego tal vez se arrepienta) por ver su sonrisa dibujarse suavemente sobre su calmado semblante, por sentir su calor en un abrazo o por deslizarse suavemente en su labios, con la calidéz de un beso no esperado pero bien recibido. Lo más probable es que no la vuelva a ver, y que tal vez en un par de meses esté soñando con otra silueta indescriptible, pero este era el momento, de soñar con esa, de exprimir cada momento intempóreo que la vió.

Cuentos de mi amigo Manolo: (Más por venir)

El día que me lo encontré estaba yendo hacia la casa de un amigo, iba pasando por el parque y lo ví, se acercó y me dijo :-Tiene un abrazo que me regale?-. Yo estaba paralizado del miedo, nunca había visto un tipo así, con un sombrero rarísimo, parecía de copa combinado con uno de arlequín, un traje de ejecutivo parchado por todo lado y unas sandalias negras,pensaba que me iban a robar, o algo peor, como es normal pensar en esta ciudad insegura, pero el volvió a decir:-Por favor hermanito, un abrazo-. Y pensé:-Yo qué le voy a estar dando abrazos a este man, mínimo termina robandome-. entonces cuándo estaba dispuesto a salir corriendo, se abalanzó sobre mí y me dió un abrazo, un abrazo jugoso, cálido, de esos que la gente ya casi no da. Me sentí
rarísimo y me fui caminando, mirando hacia el piso, preguntándome varias cosas.

Manolo era así, no porque estuviera en sus genes, sino porque el quiso serlo, porque no quería ver la realidad de ese mundo en donde no encontraba nunca nada de lo que buscaba.
se paró y caminó lejos de la sombra que el árbol donde se había quedado dormido proyectaba. comenzaba a volverse consciente de las cosas que lo rodeaban aunque no quisiera, divisaba al fondo unas personas jugando fútbol en esa tarde de abril con clima indefinido, veía la señora que vendía cholados y su tienda de dudosos cien años de antigüedad. y apenas recuperó la razón (era todo un proceso volver a su propia realidad despues de que se despertaba) comenzó a hacer lo que mejor sabía hacer: esbozar con los pinceles de su enfermedad mental, la más bella realidad que él había imaginado.

Caminaba y sus piés hacían sonidos diferentes en cada paso, alejando a las hormigas que bailaban en torno a él, cada vez que hablaba su voz cambiaba de tono a la de un dragón o de una vaca. la gente le miraba de reojo, como con una mezcla entre pesar, miedo y asco y el les sonreía de relabio soltando el brillo de sus bigotes.
él siempre estaba feliz, a menos que no quisiera estarlo (casi nunca) y su impertérrito comportamiendo ante la gente que lo aborrecía era ejemplar, no tan ejemplar como la seguridad de la casa de sanación de la cual lo dejaron salir, pero bueno eso es otra historia...

Manolo no entedía porque le decían loca a la gente que no lo estaba, para él, esa condición era un título que le había empleado varios años obtener, y ver que a cualquier sinvergüenza le estuvieran diciendo loco (o que se hicieran llamar locos a propósito)era para él un insulto. Por eso cuándo caminaba por el amado parque y veía que llamaban loco alguien, el se acercaba muy amable con sus dos corbatas y decía:-Disculpe señorita, él no está loco, en cambio yo... Mucho gusto Manolo-. Normalmente se repugnaban y se iban corriendo, una vez le dieron un abrazo como agradecimiento (en realidad no se lo dieron pero el sintió como si le hubieran dado uno).

Le encantaban las luces, los avisos de neón y los reflectores porque cuando corría todos se mezclaban en un sinfin de vestidos preciosos, que bailaban todo el tiempo que él quisiera y con la musica que quisiera cantar, la que recordara de sus tiempos en las cuevas de hace dos cuadras o sus amistades con los perros de la ciudad. Entonces cuando manolo estaba en su espléndida fiesta, bailando con las damas más bellas, la gente sólo veía a un mendigo corriendo sin rumbo y cantando sin temor.

Disfrutaba con los libros que mendigaba en las puertas de las casas, no solo se adentraba en la historia, sino que que los personajes y el mundo de cada obra, salían para mezclarse con su mundo actual y hacerlo un tanto peligroso a los transeúntes, pues él llegaba a pensar que eran piratas, traficantes o espías de cualquier tipo. Una vez, sin darse cuenta. tildó de ladrón a lo que en realidad era un funcionario público en un barrio rico de la ciudad, lo estuvieron buscando por meses para darle lo que el corrupto político pensaba que era "una lección". Pero no lo encontraron, pues Manolo conocía su ciudad como conocía sus mil sombreros.


Le encantaba escribir cosas en los papelitos y doblarlos mucho, hasta que no se puedieran doblar más, pues el sabía que la gente se iba a divertir más desdoblando el papelito que leyendo lo que escribió.

Verás manolo es un idea interminada, que siempre sigue naciendo en alguna parte de mi cabeza, que por ratos se muere y a las semanas revive. Manolo es esa parte de algo que faltó y yo soy ese intento de escritor insulso que siempre sobró.

Eso es todo por ahora (TODO eso??), suerte.

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