
Andrés iba caminando por la calle mirando hacia los lados, para así poder ver a la gente que lo veía a él. Pantalones holgados, camisa roja, boina verde, gafas de montura negra y otro par de colores lo adornaban esa tarde. ¡Él quería hacer todo más bonito! ¿por qué nadie entendía? el sólo quería que la gente entendiera: Esa puerta de garage que acababa de graffitear no era necesaria para vivir felíz. Lo que él consideraba necesario, no excedía un par de amigos, un lugar calmado (Para romper la calma, claro) y algún tema de conversación cualquiera, pues ellos podían burlarse de todo y todo es todo, hasta de la reelección. Para usted, una persona hecha y derecha, Andrés puede ser un vándalo común, un chico con problemas intrafamiliares, pero la verdad es que eso no es verdad. ¡Andrés era, o es, un artista! Él pintaba las cosas bonitas, muy bonitas. Le voy a pedir que se imagine la cosa más bonita que ha visto en su vida, que la multiplique por 10 y eso le va a dar una centésima de lo bonito que pinta Andrés. Conejitos, flores, paisajes surrealistas y otro montón de cosas eran las que pintaban en lugares inadecuados como: buses de la coomoepal, entradas a los hospitales -y es que se sorprenderían de la poca seguridad de estos a las 3 de la mañana- y también en muchos otros lados. Si no has visto una pintura de Andrés, es porque no tenés los ojos de ver cosas bonitas puestos.
Hacía frío, llevaba su saco amarrado a la cintura y su maleta, la que no paraba de sonar por tanto spray, olía a belleza. Eran cerca de las 4 de la mañana, todos dormían excepto los taxistas y él se apresuraba, pues desde la 1 que estaba allí y no quería tener que dejar otro dibujito a la mitad. En las paredes de la ermita unos pájaros de varios colores le salían de la cabeza a una muchacha que estaba bailando sobre las notas musicales que salían de un saxofón, estaba terminando el boceto del último pájaro cuando lo oyó... ¡El silbato! desgraciado silbato. Corrió, como es de suponerse, y perdió la moto después de meterse en un barrio popular. ¿Debería volver? más mediocridad, él la detestaba. Volvió caminando de forma muy lenta, mirando en cada esquina y buscando alguna patrulla: Nada, parecía que esta era su madrugada de suerte. Terminó su dibujo y se fue muy contento, silbando una melodía con mucho swing.
Al otro día recibó los vítores de sus colegas: ¡Salió en las noticias!
1 comentario:
que lindo, yo quiero a andresito
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