[Mi problema es que a veces pienso que la gente odia casi tantas cosas como yo.]

Me tiemblan las manos, intento no hacer nada torpe -lo cual causa muchas torpezas-, es que está cerca.
Me pregunto si me estará mirando, la miro directamente y no. ¡Qué indiscreto! en estos tiempos lo que se usa es la vista periférica.

Ella tiene los colores colgados a la espalda...

Llevo meses así, como un idiota, pensando que ella sabe que existo, intercambiando palabras aquí y allá; nada importante.

¡El problema es que ella es Sofía! Estoy completamente seguro que hubiera sido más fácil enamorarme de cualquier otra persona, tal vez de un animal, o una actriz, pero es que ella tiene su propia atmósfera, ella es su centro de gravedad y siempre tiene una pequeña multitud dándole aire, y cuando digo aire me refiero a atención.

Ella es tan bonita... su piel blanca, que de lejos si la veo me dan ganas de ir a tocarla, su pelo, su risa, ¡Ay su risa! eso sí que no tiene palabras.

A veces pienso: ¿Qué estará haciendo? Y me termino inventando mil historias, pues es dificiísimo intentar predecir el comportamiento de una persona, en especial una que no se conoce.

Sofía es una perra, me cae mal, muy mal. (¡¿Maldíta sea por qué no me ama?!)
Ojalá algún día viera todo lo que le escribo y se diera que cuenta de lo mal que escribo y de lo mucho que la quiero, quién sabe, a veces las de las películas se basan en las cosas reales.

Basura, todo es basura.
A veces todo se siente tan imaginario, la única diferencia es que tengo que respirar...