jueves, 5 de agosto de 2010

De: Alejandro Maldonado (alejandro5581@hotmail.com)

Enviado: jueves, 05 de agosto de 2010 03:11:21 a.m.
Para: Doña Siquiatra (aquitodosestamoslocos@fudgeltonuniversity.com)

Doctora, a veces creo que es demasiado fácil perderse en los cualquiercosa de cada día. Realizar cualquier tipo de acción que requiera un mínimo de coordinación motriz y actividad mental se convierte en una tarea que excede cualquier tipo de expectación por parte de cualquier persona. Permítame explicarle: Después de que las sábanas deciden no proveer asilo porque no están en horas hábiles, se da cuenta uno que algo está mal. Resulta que son las 4:30 de la tarde, y que, aunque la hora de dormir nunca se me pasa de las nueve de la noche, la hora de despertar fue prolongada sustancialmente en relación a años anteriores. Es que me hago viejo y es necesario soñar más- me digo a mí mismo, pero yo creo que ha de ser algo más grave.

Después de otro par de intentos de volver a dormir fallidos, me encuentro con la necesidad de contar un cuento o comer algo, y como no hay muchas almas dispuestas a escuchar de la cometa que hizo los caminos del viento, yo me paro y camino -eso sí, con un grado de conciencia bajísimo- hasta la cocina. Procedo a agacharme y a buscar entre los gabinetes el utensilio de cocina que voy a usar para preparar una comida que hasta ese punto no sé cuál es, y De un momento a otro, sin aviso, ni carta de amenaza, me encuentro con que no tengo ganas de nada y me vuelvo a acostar en mi cama. Esto puede pasar 5 o 6 veces antes de que llegue a comer algo, o hacer cualquier otra cosa, espero que pueda analizar mi situación sólo con estas palabras y darme algún tipo de diagnóstico. Me disculpo por perder la sesión de hoy y las próximas 5, voy a partir en un viaje familiar por las pinturas de Escher.

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