jueves, 29 de julio de 2010

Tres sesiones y cosa fea.

Primera sesión
-¿Entonces?
-Cuénteme de usted, señor...-mira la hoja de paciente- Maldonado.
-Nunca entendí qué prentenden ustedes con esta pregunta inicial, ¿Quiere, que le diga que soy un maníaco sociópata con tendencias bipolares?
-Esa es la idea, más o menos, sólo que usted no debía darse cuenta de que me lo estaba diciendo.
-Mire señora, yo no estoy loco, de hecho detesto que califiquen de loco a alguien que no sufre de verdad una enfermedad mental. Se ha vuelto algo estético para los jóvenes, eso de tener título de loco y de llamarse de esa manera entre sí, y eso me molesta muchísimo, es como si estuviera irrespetando el duro proceso por el cual tiene que pasar una persona que de verdad padece algo como eso.
-Correcto. ¿Fue por eso que golpeó a esa niña con un zapato?
-Bueno, eso y es que además me enamoré de ella.
-Se enamoró de ella en menos de dos horas. Sin hablarle. ¿Puede ahondar en esto, por favor?
-Verá, yo soy un romántico. Pero de verdad, así old school, una vez me enamoré de una nube y la perseguí por europa.
-Le voy a pedir que se concentre en los hechos del 9 de diciembre.
-Lo que pasó fue que yo estaba ahí sentado en mi asiento, tranquilo sin molestar a nadie. Entonces llega esta muchacha y me pregunta que si el asiento de al lado, dónde tengo la maleta puesta está ocupado, yo le digo que no y lo quito para que ella se siente, ella se sienta y yo me pongo a observarla, con mucho disimulo, claro. Entonces me fijo en su piel blanca, usted viera señora, a mí me vuelven loco las pieles blancas. Luego veo que tiene ojos grises, ojos grises señora, ¿si entiende la magnitud del asunto? Entonces el hecho de estar en un bus me pone a pensar: No la voy a volver a ver en mi vida, sólo vamos a estar juntos aproximadamente por nueve horas, es imposible que pase algo entre nosotros, entonces, naturalmente, me enamoro de ella. Bueno, eso y la nostalgia decembrina que también influyó, es algo que me pasa desde pequeño, esas épocas me ponen más etéreo de lo normal.
-¿Y cómo pasó de estar loco por ella a atacarla?
-No me diga loco.
-Perdón. ¿Cómo pasó de eso a lo otro?
-Usted conoce lo que la gente estúpida que sabe de refranes dice: del amor al odio hay un paso. Yo me odié por no dar ningún paso y luego la odié a ella, que iba hablando por celular con una amiga. Podía oír la conversación, las dos se llamaban locas de cariño, fue una buena excusa.


Segunda sesión.

-Prefiero el olvido al abandono. Puede sonar como lo mismo, pero no podría estar más lejos de la verdad. Prefiero que un amigo un día se despierte con amnesia y sin recuerdo alguno de habeme conocido, a que me abandone deliberadamente.
[Pausa incómoda]
-Lo que pasa conmigo es que yo no me enamoro de las personas, las personas son las mismas todos los días, con diferentes células y emociones pero a fin de cuentas las mismas todos los días. Encuentro más fácil amar a un imposible, un olor, un momento asaltado por el recuerdo fugaz de cualquier cosa lejana, o un dolor . Me ha traído tantas tristezas, esta... condición. Espero me entienda, lo que es comprender que el sentimiento que generaba sentarse por ahí en algún lugar de san fernando, mientras las hojas caen y un carro pasa cada diez minutos nunca va a volver.
-Disculpe, pero esto ¿a qué viene?
-No sé, anoche me puse a leer poesía, disculpe.

Tercera sesión

-Señor Maldonado, analicé los resultados de los tests que tomó...
-¿Y? ¿Me van a dar una medalla?
-Siento decir esto, pero usted sufre de algo bastante grave. Es algo nuevo, yo lo he llamado complejo de Schopenhauer con delirios Nietzchieanos.
-¿Osea que estoy deprimido?
-Sí.
-¿Para eso no tienen pastillas de Cuahtemóc o algo así?
-Lo suyo va a necesitar algo más que un Paulo Coehlazo. Lo vamos a poner en terapia intensiva, de ahora en adelante va a venir tres veces por semana.
-Recuerdo que cuando era chico la psicóloga me daba un dulce cada vez que iba. ¿Puede usted hacer eso? tal vez así tenga más ganas de venir tantas veces por mes.
-Está bien, pero tiene que prometerme que va a dejar de escuchar blues por un tiempo.
-Más le vale que sean dulces del futuro.

(Cosa fea
la noche me hace poeta
Y olvida porque es noche.

en esta noche yo tengo certeza de todo.
Y en medio de su silencio hay un espacio pequeño y preciso para mi silencio.
En la noche de la noche pueden existir mis imposibles.

Hay veces en que la noche se hace mujer.
Y entonces la quiero, cuando se viste de nota de piano
la quiero como si las leyes que son vigentes en el día se hicieran obsoletas en la noche
como si fuera posible quererla sin delinearla
quererla sin necesidad de saber que me quiere
tal vez, poderle dar el amor de perro que se merece
por el simple hecho de estar despierta conmigo, en esta noche.)

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