¿Viva la vida?

Wilson se va a despertar el 8 de abril del 2020 por la noche y va a pensar: “Carajo, quiero un trago”.

Se va a poner pantalones –porque no tenía- y se va subir en su moto de 150 centímetros cúbicos. Va a manejar hasta el bar Corte aquí, va a entrar, se va a sentar y va a pedir un tequila con un limón. Se lo va a tomar y va a hacer muecas, entonces va a pegar en la mesa y va a pedir maní. Se va comer el maní rápidamente y va a pedir que le dejen la botella de tequila sobre la barra. Va a pensar en lo mierda que es su vida de portero mientras sigue tomando y haciendo muecas. Entonces, cuando sienta que está lo suficientemente borracho como para no manejar bien, va a pedir que le sumen a su cuenta lo que consumió y va a salir del recinto. Va subirse a su moto, a prenderla, y a manejar hasta que un par de hombres lo tumben de la moto en el semáforo que queda tres cuadras antes de su casa y lo apuñalen. Se va a morir desangrado en la calle pidiendo ayuda.

Una historia bonita, si descartamos el hecho de que aún le faltan 2 meses y medio para nacer.